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Memoria 2023

3.1. Recaudación tributaria bruta

La recaudación tributaria bruta está constituida por los ingresos efectivos obtenidos en el ejercicio, procedentes tanto de las autoliquidaciones presentadas por los contribuyentes como de las liquidaciones practicadas por la Agencia Tributaria. Responde, por tanto, a un criterio de caja.

La recaudación bruta total gestionada por la Agencia Estatal de Administración Tributaria en el año 2023 alcanzó un importe de 339.906 millones de euros, lo que supuso un aumento interanual del 5,9% (19.039 millones más que en el año 2022).

Los ingresos brutos crecieron por el aumento de las bases, en particular las vinculadas a las rentas, y se vieron limitados por las rebajas impositivas en el IRPF y en el IVA . La base imponible agregada de los principales impuestos creció un 7,6%. Las rentas aumentaron un 10,6%, con aumentos elevados en todos los conceptos, pero en especial en los beneficios de las sociedades. El gasto se mantuvo más moderado (con un incremento del 3,6%) debido, sobre todo, a la caída de los precios energéticos que redujo el valor de los consumos sujetos a los impuestos especiales; el gasto sujeto a IVA , en cambio, subió un 7,1% en el conjunto del año. Esta evolución de las bases se tradujo en un crecimiento de los ingresos brutos por impuestos directos del 11%, lo que explica 5,8 puntos del 5,9% en el que creció la recaudación bruta. Los ingresos ligados al gasto (principalmente, IVA e Impuestos Especiales) se comportaron de manera muy moderada, aumentando en total solo un 0,2% respecto al año pasado. Finalmente, las tasas y el resto de los ingresos descendieron un 1,6% en términos interanuales. Por otra parte, los cambios normativos y de gestión con efecto en 2023 restaron algo más de un punto al crecimiento de los ingresos brutos.

El aumento de los ingresos se produjo en un contexto de progresiva moderación de la actividad, pero alto crecimiento en las variables nominales. El PIB en volumen cerró el ejercicio con un incremento del 2,5%, tras un primer trimestre creciendo al 4,1% y ralentizarse el ritmo hasta alrededor del 2% en el resto del año. La desaparición de la aportación que hasta el primer trimestre estaba teniendo la demanda externa explica en buena medida la pérdida de intensidad en el crecimiento. Un comportamiento similar se apreció en los principales indicadores fiscales. Tanto las ventas interiores diarias, como las ventas mensuales de las Grandes Empresas a población constante y las trimestrales de las Grandes Empresas y pymes societarias, deflactadas y corregidas de variaciones estacionales y de calendario, ofrecieron el mismo panorama, con una gradual tendencia decreciente solo alterada en el último tramo del año. Sin embargo, en términos nominales la situación fue distinta. También se observó desaceleración, aunque no en todas las variables que influyen en los ingresos y siempre con tasas de crecimiento más elevadas, consecuencia de las subidas de precios, en cualquier caso, mucho menores que las de 2022. El crecimiento del PIB nominal se situó en el 8,6% en el conjunto del año. La demanda interior y el gasto en consumo, también interior, de los hogares crecen algo menos (6% la primera y 7,1% el segundo), los dos en el entorno del crecimiento de los ingresos. La remuneración de los asalariados, variable clave para el seguimiento de las retenciones del trabajo, superó en un 8,8% las cifras de 2022.

Si se analizan los ingresos brutos por figuras, la recaudación por IRPF aumentó un 10,1%. Se estima que la renta de los hogares aumentó a un ritmo similar (9%). Las principales causas del crecimiento fueron el aumento del empleo, las subidas salariales y de pensiones, y el incremento del tipo efectivo asociado a estas subidas. Todo ello favoreció un elevado incremento de las retenciones por rendimientos de trabajo que, no obstante, se vieron limitadas por la rebaja del impuesto a las rentas más bajas (que supuso una pérdida de ingresos de más de 1.700 millones). Aunque su peso dentro del impuesto es menor que el de las anteriores retenciones, también se produjeron crecimientos significativos en las retenciones por rentas del capital mobiliario y en los pagos fraccionados de las empresas personales. Las retenciones por rentas del trabajo y actividades económicas crecieron un 11%, un 12,6% en las procedentes de las administraciones públicas y un 10,3% en el sector privado. La diferencia en el comportamiento de uno y otro sector está determinada por el fuerte incremento de las retenciones ligadas a las pensiones que crecieron desde marzo cerca del 19% (en febrero se comparaban con un mes que tuvo la última paga de actualización). Ese aumento se produjo incluso a pesar del efecto de la rebaja de tipos en las pensiones más bajas. Ese impacto también se notó en las pymes, cuyos ingresos por retenciones crecieron tan solo un 7,7% (sin la rebaja de tipos el crecimiento hubiese sido del 10,2%). En las Grandes Empresas la rebaja fue menos significativa, pero suficiente para reducir en un punto el crecimiento de los ingresos (crecen un 11,7%, pero sin rebaja hubieran aumentado un 12,7%). Por último, en las retenciones derivadas de los salarios públicos el incremento en 2023 fue algo inferior al 8%. La segunda mayor aportación al crecimiento del impuesto la constituyeron las retenciones por rentas del capital mobiliario que crecieron un 28,4% gracias a la buena marcha de los dividendos y a la recuperación de los ingresos por retenciones sobre los intereses de cuentas bancarias al calor de la escalada de los tipos de interés. En lo que se refiere a la declaración anual, el resultado bruto fue superior en un 7% al del año pasado, aunque, como se explicará en el apartado siguiente, el resultado neto es inferior debido al impacto que tuvieron las medidas normativas, entre las que destacaron las puestas en marcha por las Comunidades Autónomas en el tramo de su competencia (elevación de mínimos familiares, rebaja de tipos y aumento de deducciones).

Los ingresos brutos en el Impuesto sobre Sociedades subieron un 12,1%. Los beneficios de las sociedades aumentaron en 2023 por encima del 10%, lo que se plasmó en un crecimiento de los pagos fraccionados, principal componente de los ingresos en esta figura, del mismo orden. Parte del crecimiento se debió al cambio normativo que entró en vigor a comienzos de 2023 por el cual la base imponible de un grupo se calculó en 2023 sumando las bases imponibles positivas y el 50% de las bases imponibles negativas de las entidades integrantes del mismo. También la cuota positiva de la declaración anual, correspondiente a la liquidación del año 2022, experimentó un notable crecimiento, superior al 12%. Igual que en los pagos, hubo un cambio normativo que impulsó los ingresos; en este caso el tipo mínimo del 15% que, aunque fue aprobado en los Presupuestos de 2022, tuvo su primera aplicación en la declaración de 2022 presentada en 2023.

En el Impuesto sobre la Renta de No Residentes los ingresos brutos crecieron un 17,8%. También en este caso el importante ascenso se debe al aumento de las retenciones (procedentes, fundamentalmente, de dividendos) y al de los pagos fraccionados.

Los ingresos brutos por IVA se mantuvieron prácticamente estables (-0,1%). El IVA ligado a la importación cayó un 12,8% mientras que el IVA de operaciones interiores aumentó un 3,5%. El gasto sujeto creció un 7,1%. La diferencia se entiende si se considera el impacto de los distintos cambios normativos y de gestión, esto es, la rebaja de tipos en energía, alimentos básicos y también la nueva regulación sobre aplazamientos. El efecto fue la pérdida de más de 2.800 millones de euros. Si se suman estos millones, el crecimiento de los ingresos brutos subiría casi dos puntos y medio.

Los ingresos brutos por Impuestos Especiales solo subieron un 2,5% respecto a los registrados en 2022. El crecimiento se produjo gracias al Impuesto sobre Envases de Plásticos No Reutilizables, nuevo en 2023. Eliminando los ingresos por este impuesto (645 millones), la recaudación total por Impuestos Especiales en 2023 sería un 0,6% inferior a la del año precedente (-127 millones). La principal figura en este grupo de impuestos, el Impuesto sobre Hidrocarburos, repitió prácticamente el nivel de 2022. El elevado precio de gasolinas y gasóleos en buena parte del año y la ralentización de la actividad económica lastró la evolución de estos ingresos, al menos hasta el verano. En el último tramo del año ya se observó una mejora en los principales consumos. En el Impuesto sobre Labores del Tabaco los ingresos aumentaron un 0,4%. El año se distinguió por las significativas subidas de precios, las mayores heredadas del año anterior. En los impuestos sobre el alcohol la recaudación se redujo en 2023. En la primera parte del año los malos resultados tenían que ver con la comparación con periodos del año anterior, pero, superados esos momentos, los consumos siguieron cayendo, en particular en las bebidas de mayor grado alcohólico. Los ingresos en el Impuesto sobre la Electricidad continuaron siendo marginales dada la extensión de la rebaja en el tipo del 5,11% al 0,5%, vigente desde mediados septiembre de 2021.

Los ingresos por Tasas y otros ingresos del capítulo III disminuyeron un 1,6%. Las tasas crecieron, en gran medida, por la recuperación del Canon por el aprovechamiento de aguas continentales para la producción de energía eléctrica, sin ingresos en 2022 a causa de una sentencia del Tribunal Supremo que comportó la devolución de lo recaudado hasta el año 2021, mientras que los otros ingresos (recargos, intereses, sanciones) se redujeron de forma notoria.

Cuadro nº 12. Recaudación tributaria bruta total Leiho berrian irekitzen da (Anexo).