3.2. Recaudación tributaria líquida
La recaudación tributaria líquida resulta de minorar de la recaudación tributaria bruta las devoluciones efectivamente pagadas en el ejercicio y los ajustes con los territorios forales. Responde, asimismo, a un criterio de caja, distinto de otros conceptos como los derechos reconocidos o los impuestos a efectos de Contabilidad Nacional. En el año 2023 los ingresos tributarios alcanzaron los 271.935 millones de euros, un 6,4% más que lo recaudado en 2022. La diferencia entre el crecimiento de los ingresos netos y los brutos analizados en el apartado anterior tiene su explicación en la evolución de las devoluciones realizadas que, en el año 2023, aumentaron un 4,3%, lo que supuso la realización de 2.800 millones más que en 2022.
Asimismo, en el Cuadro nº 13. Recaudación tributaria líquida total y en el Gráfico nº 14. Evolución de la recaudación tributaria gestionada por la Agencia Tributaria (Anexo), se desarrolla esta información.
El Cuadro nº 15. Ajustes por impacto de cambios normativos (Anexo) presenta, de forma detallada, las medidas que tuvieron efecto durante el año y su impacto sobre los distintos impuestos.
Como se ha comentado en el apartado anterior, los ingresos crecieron por el aumento de las bases, en particular las vinculadas a las rentas, y se vieron limitados por las rebajas impositivas en el IRPF y en el IVA . El crecimiento de la base imponible agregada de los principales impuestos se situó en el 7,6%, como consecuencia de un aumento de las rentas del 10,6% y de un crecimiento más moderado del gasto (con un incremento del 3,6%) debido, especialmente, a la caída de los precios energéticos que redujeron el valor de los consumos sujetos a los impuestos especiales. Este comportamiento de las bases explica que el incremento de los ingresos por impuestos directos alcanzara en 2023 el 10,1%, con una aportación de 5,7 puntos al crecimiento del 6,4% de la recaudación, mientras que el resto de figuras evolucionaron de manera más moderada (impuestos indirectos y tasas crecieron un 1,7%). Por su parte, el conjunto de todos los cambios normativos y de gestión con efecto en 2023 restó 3.342 millones a los ingresos, lo que implica que, sin medidas, la recaudación habría aumentado un 7,8%, tasa próxima a la de las bases.
En relación con el efecto de las medidas, hay que recordar que, para este propósito, el impacto se mide en términos diferenciales con respecto al año anterior; esto es, por el efecto que tienen los cambios sobre la tasa de variación de los ingresos. Como se ha indicado anteriormente, el impacto estimado supone que, sin estas medidas, los ingresos hubiesen crecido un 1,4% más.
Por figuras, el mayor impacto se produjo en el IRPF con un coste de 3.841 millones. Casi todo se concentra en dos medidas. La primera es el incremento de la reducción por rendimientos del trabajo que supuso una pérdida de 1.726 millones en las retenciones del año. El efecto se vio sobre todo en las pymes y en las pensiones, donde tienen mayor presencia las rentas bajas que son las beneficiarias de la medida. No obstante, la influencia de la medida también se detectó en las Grandes Empresas, algo que, en otras ocasiones, con cambios similares, no se había producido. La segunda es el grupo de diversas medidas que aprobaron las CC. AA. en la parte del IRPF sobre la que tienen competencias y que estaban dirigidas, en su mayoría, a compensar los efectos de la inflación. Su carácter fue muy distinto en los diferentes territorios, aunque básicamente consistieron en la elevación de los mínimos familiares, en la deflactación parcial de la tarifa y en la aprobación de nuevas deducciones o la ampliación de las ya existentes. Todos los años las CC. AA. ejercen esas competencias, pero nunca con un impacto tan acusado como el que se dio en 2023. El impacto negativo sobre los ingresos netos se valoró en 1.677 millones. El resto de medidas tiene un origen muy distinto. Las que iban incluidas en la Ley de Presupuestos Generales del Estado para el año 2023 (mejora de la deducción por maternidad y medidas para reducir el impuesto a los empresarios personales) significaron una pérdida de 215 millones, mientras que las que procedían de normas anteriores (modificación de los límites en las aportaciones a planes de pensiones y la deducción en obras de rehabilitación por eficiencia energética) redujeron los ingresos en 30 millones. En la declaración anual también tuvieron efecto los cambios, aprobados ya iniciada la campaña, para reducir excepcionalmente los rendimientos por los que tributan los agricultores en estimación objetiva. Finalmente, la modificación de la regulación de los aplazamientos con el fin de facilitarlos supuso un diferimiento de ingresos por importe de 33 millones y medidas de otros años con consecuencias todavía en 2023 una mayor recaudación por 6 millones.
El IVA fue, en relación con los ingresos, la figura más afectada por los cambios normativos. El impacto se cifra en 3.097 millones, que significan un 3,7% de la recaudación que hubo en 2022. De ellos, 2.452 millones fueron producto de la rebaja de tipos en energía, alimentación básica y productos de higiene femenina y anticonceptivos. El mayor coste (1.703 millones) se produjo con la rebaja de tipos, desde el 1 de enero, en la alimentación (al 0% en los productos que tributaban al tipo superreducido del 4% y del 10% al 5% en aceites y pastas). En la energía (electricidad y gas) los 728 millones de impacto se refieren al efecto diferencial con respecto a la situación de 2022. Esto sucede en todas las medidas evaluadas en el Cuadro nº 15, aunque es importante advertirlo en este punto porque las medidas ya estaban vigentes en los años anteriores. En la electricidad se está midiendo la pérdida de ingresos al haber estado vigente todo el año 2023 el tipo del 5% en comparación con el año 2022 en el que ese tipo solo estuvo en vigor medio año, el otro medio año el tipo fue del 10%. En el caso del gas se compara el año 2023 con la reducción del tipo durante todo el ejercicio frente a los tres meses de 2022 en los que estuvo presente la medida. Esto también es aplicable al Impuesto sobre la Electricidad y al Impuesto sobre el Valor de la Producción de la Energía Eléctrica. En estos dos impuestos las medidas de 2021 y 2022 se prolongaron en las mismas condiciones a 2023 y, por ello, no figura ningún coste en el Cuadro nº 15. Otras medidas también implicaron una reducción significativa de la recaudación del IVA : el cambio en los aplazamientos supuso un desplazamiento a 2024 de ingresos por importe de 285 millones y algunas devoluciones extraordinarias hicieron que se perdieran 421 millones.
En el Impuesto sobre Sociedades el signo del impacto fue positivo (2.645 millones). Cerca de 1.000 millones vinieron del diferente importe de las devoluciones extraordinarias en 2022 y 2023; en 2022 se hicieron devoluciones de casi 2.300 millones (por sentencias y DTA) y en 2023 solo se devolvieron 1.300 millones (por DTA). En cuanto a medidas normativas propiamente dichas, en 2023 comenzó a operar en la declaración anual el tipo mínimo del 15 %, aprobado en los PGE-2022, para los grupos y para las empresas con un importe de cifra de negocios igual o superior a los 20 millones de euros, y, con efectos solo en 2023, se calculó la base imponible de los pagos fraccionados de los grupos sumando las bases positivas y el 50% de las bases negativas de las empresas pertenecientes a esos grupos. La primera aumentó la recaudación en 596 millones, mientras que la segunda la elevó en 1.098 millones. Respecto a esta última hay que señalar que su efecto sobre la base fue muy superior al que se reflejó en los pagos. La medida supuso un ajuste positivo de más de 11.500 millones, aunque tan solo 6.000 se tradujeron en una mayor base imponible y, de ellos, algo más de 3.800 se transformaron en un mayor pago. Estas diferencias se producen por la existencia de tres tipos de grupos: los que tenían base negativa incluso con el ajuste; aquellos que pagaron según su base, pero que sin el ajuste habrían tenido base negativa; y los que, a pesar del ajuste, siguieron ingresando el pago mínimo y en los que, en consecuencia, el ajuste no tuvo ningún impacto sobre el pago.
Del resto de medidas cabe destacar los dos impuestos que se introdujeron en 2023: el Impuesto sobre Envases de Plásticos No Reutilizables (591 millones) y el Impuesto temporal de Solidaridad de las Grandes Fortunas (623 millones). Además, en 2023 se recuperó (81 millones) el Canon por el aprovechamiento de aguas continentales para la producción de energía eléctrica, que no estuvo vigente en 2022 tras una sentencia que anulaba su configuración anterior. Las devoluciones extraordinarias correspondientes al Impuesto sobre la Renta de los No Residentes (más de 450 millones) tuvieron también un impacto significativo, aunque se compensó parcialmente por la existencia de otros movimientos extraordinarios en 2022. Por último, se computa un pequeño impacto positivo en el Impuesto sobre Transacciones Financieras y en el Impuesto sobre Determinados Servicios Digitales derivado del hecho de que en diciembre de 2022 se regularizaron los ajustes con los territorios forales de dos años, mientras que el ajuste en 2023 correspondió solo a un ejercicio.