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Memoria 2023

3.2.1. Evolución de ingresos por Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas

En 2023 los ingresos por IRPF crecieron un 9,9%. Las rentas brutas de los hogares aumentaron un 9%. La mayor aportación al crecimiento se produjo en las rentas del trabajo (gracias a la creación de empleo y a las subidas de salarios y pensiones), aunque el incremento fue superior en las rentas de capital y en las procedentes de actividades económicas.

Los ingresos por retenciones del trabajo y actividades económicas crecieron en 2023 un 11%. Su principal base imponible, las rentas del trabajo, aumentaron por encima del 7%. La masa salarial aumentó un 7,6%, con una tendencia de ligera desaceleración a lo largo del año por la progresiva moderación en el ritmo de creación de empleo y el hecho de que las subidas salariales fueran menores en la segunda mitad del año. Por otra parte, la masa de pensiones públicas creció más de un 9%, un 11% desde el devengo de febrero (el bajo crecimiento de enero estuvo condicionado por la última paga de actualización por la desviación de precios en 2022). El otro gran elemento dentro de estas rentas, las prestaciones por desempleo, se incrementaron un 3,2% respecto a 2022.

El resto del crecimiento de las retenciones del trabajo provino de la subida del tipo efectivo consecuencia de los incrementos salariales y de pensiones. Se estima que el tipo sobre salarios creció alrededor del 2% y el tipo sobre las pensiones por encima del 7% (en este punto conviene recordar que con actualizaciones mucho menores que las que se dieron en 2022, la pensión media y el tipo crecían a ritmos del 3% debido a la repercusión que tiene la llegada al sistema de los nuevos pensionistas, en general con pensiones más altas). El incremento del tipo efectivo fue, no obstante, relativamente pequeño, dadas las subidas de salarios y pensiones, porque al mismo tiempo que se producían estas, entró en vigor la elevación de la reducción por rendimientos del trabajo que bajó las retenciones a las rentas más bajas.

En el sector privado los ingresos por retenciones del trabajo y actividades económicas crecieron un 10,3%. El aumento de la masa salarial privada fue superior al 8%, con un perfil a lo largo del año a la baja, más pronunciado que en el total por la mayor ralentización en el empleo en las pymes y porque las subidas salariales se moderaron más en este sector (pasaron de crecer en torno a un 6% en el primer semestre a estar por debajo del 5% en el segundo). A pesar de estas subidas, el incremento del tipo efectivo no llegó al 2% por el impacto de la ya citada modificación de la reducción que supuso una pérdida de retenciones de 945 millones. Por tipo de contribuyente, en las Grandes Empresas el crecimiento de los ingresos por retenciones fue del 11,7% y en las pymes, más afectadas por la rebaja del tipo a los salarios más bajos, del 7,7% (12,7% y 10,2%, respectivamente, sin el impacto de la rebaja).

En las administraciones públicas las retenciones del trabajo crecieron un 12,6%. En el componente salarial el crecimiento se situó próximo al 8%, con un aumento de las retribuciones del 5,6%, la mayor parte por el incremento de la remuneración media. También aquí el crecimiento fue mayor en la primera parte del año, pero en este caso la desaceleración tuvo más que ver con la intensidad y forma con la que se actualizaron los salarios en 2022 y en 2023 (en el primero la corrección fue mayor y en noviembre). En lo que se refiere a las pensiones, las retenciones crecieron un 17,5%, aunque desde marzo (devengo de febrero) estuvieron haciéndolo a un ritmo próximo al 19% (casi 11% por la masa de pensiones y algo más del 7% por el tipo efectivo). Aun así, las retenciones podrían haber crecido más de no ser por la rebaja de las retenciones a las pensiones más bajas que restó 781 millones a la recaudación.

La segunda mayor aportación al crecimiento del impuesto la constituyeron las retenciones por rentas del capital mobiliario que crecieron un 26,7%. La novedad en 2023 fue la aportación de los intereses de cuentas bancarias. En 2022 el crecimiento se debió a la expansión de los dividendos que se comparaban con un año 2021 que recogía los efectos sobre el reparto de beneficios de la crisis de 2020. En 2023 los dividendos también crecieron, pero de forma más moderada, y fueron los intereses de cuentas bancarias los que propiciaron el repunte de estas rentas. La situación de partida era muy baja (no el mínimo histórico porque la subida empezó a notarse en los últimos meses de 2022), pero el incremento fue muy significativo, suficiente para elevar las retenciones por intereses a niveles superiores a los que había en 2016.

En el resto de retenciones ligadas al capital, la situación es distinta. Las retenciones sobre rentas de arrendamientos crecieron un 6,7%, por debajo de la tasa de 2022 (11,3%), aunque hay que tener en cuenta que el año 2022 registró un crecimiento alto por comparación con el año 2021 todavía sin una recuperación completa. Y en lo que se refiere a las retenciones derivadas de ganancias patrimoniales en fondos de inversión, en 2023 se redujeron prácticamente a la mitad (-44,7%). Después del descenso que experimentaron en 2022, el nivel de estas retenciones se volvió a situar en el que tenía en el periodo 2018-2020, antes de la fuerte expansión y posterior caída.

Los pagos fraccionados de las empresas personales también tuvieron una aportación positiva al total de los ingresos del impuesto. La recaudación por este concepto creció un 7,6% en 2023. Si se añaden las pérdidas por las medidas normativas, el crecimiento sería casi del 10% que es el aumento que se estima para las rentas de estas empresas. Su perfil a lo largo del año fue, como sucedió con otras variables ligadas a las PYMES , de desaceleración tras un buen comienzo del año heredado de los buenos resultados que caracterizaron todo el ejercicio anterior. En cualquier caso, los pagos fraccionados, que durante la pandemia y en los años posteriores han estado afectados tanto por la situación económica en los sectores en donde hay más presencia de empresas personales como por las múltiples medidas que han intentado suavizar sus consecuencias, fueron en 2023 casi un 40% superiores a los que se contabilizaron en el año 2019.

Por último, en lo que se refiere a la declaración anual, que liquidó el impuesto de 2022, el resultado neto fue inferior al del año anterior en algo más de 500 millones (-10,2%). Los ingresos brutos (la cuota a ingresar) crecieron un 7%, pero las devoluciones (la gran mayoría de la cuota a devolver de la declaración anual de 2022) aumentaron un 14,6%. La causa principal de esta evolución se encuentra en las correcciones a la baja de las tarifas autonómicas y el incremento de los mínimos familiares y de las deducciones también en el tramo autonómico del impuesto, cambios que supusieron una pérdida de ingresos de 1.677 millones. Hay que recordar que las retenciones se calculan con una tarifa general y que cualquier cambio en las variables de competencia autonómica significa una disminución de las cuotas diferenciales positivas o un aumento de las cuotas diferenciales negativas.